lunes, 23 de agosto de 2010

Back to the subjects

exposición “Nada que contar”, dibujos de Luisa Roa en Espacio 101

Muchas veces que me encuentro con algún amigo, le pregunto o me pregunta “¿qué cuenta?” Y la respuesta más usual es “nada”. Creo que esta conversación se repite en el trabajo de dos amigos: Luisa Roa “Nada que contar” en Espacio 101 y el trabajo de Andrés Bustamente “soy la música del mundo, el centro de un roscón, el final de una empanada” en la Sala Alterna el año pasado, una serie de vídeos e imágenes que lo conducían a uno a una palabra escrita en luces de neón en la pared que decía “nada”.

¿Porque será que estos dos amigos no tienen nada que contar? Creo que es por dos razones, por un lado porque contar algo significa un esfuerzo que es prudente ahorrar, segundo, porque si tuvieran algo nuevo que contar, probablemente yo no sería el primero en hacer la pregunta y contar algo nuevo solo se hace una vez, así que si lo repiten ya no es nuevo. Estas razones me hacen suponer que contar algo nuevo es difícil o que no se puede contar cosas nuevas todos los días, tal vez por eso E.M. Cioran escribió que un artista no hace sino repetir lo mismo durante toda su vida. Entonces no tener nada nuevo que contar es una honesta declaración que nos habla de la repetición, ¿repetición de qué? ¿que ha contado Luisa Roa antes que ya no sea nuevo? Hace poco conocí una expresión: “back to the subjects” que se refiere a cifras, a contar y a recontar; a revisar las cuentas.

Aquí estamos en el tema ampliamente tratado por la crítica norteamericana de los 90s, el tema de la repetición, según Hal Foster, la neovanguardia repite algunas cosas de la vanguardia para contar otras cosas nuevas, en el caso de mis amigos-artistas, podemos pensar que repiten cosas de la neovanguardia o de la vanguardia para decir cosas nuevas o que repiten su nadería. En “Nada que contar”, la exposición de Luisa Roa en el Espacio 101 se puede ver un dibujo de pared: dos cabezas de animales dibujadas a diferentes escalas con retazos de diferentes telas, en la composición los animales parecen como emergiendo del agua y sacudiendose simultáneamente. En el segundo espacio de exposición hay un dibujo sobre papel pegado a la pared.

Como eslogan de un producto comercial: nada que contar, todo para ver; o mejor aún, todo por recontar. De hecho, he sabido que Luisa Roa seguirá dibujando sus animales con sus retazos de telas hasta la fecha programada como cierre de la exposición (2 de junio) y he pensado que podría llegar a venderlos.


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