sábado, 31 de marzo de 2012

Espacios auto-gestionados: un caso de indigestión


primer premio V Salón de arte Bidimensional, FGAA, 2011. “caldo de papa y mortadela”, Brayan Mendez.



En el siglo XV, a finales, Leonado da Vinci y Sandro Boticelli, compañeros de estudios, viejos amigos, colegas competentes, enfrentados a una situación de competencia, por un momento deciden responder con una alianza solidaria, ya no se enfrentarían a un campo perverso y mezquino; ellos lo sabían desde ese tiempo, tenían que reformular dicho campo, buscar nuevos horizontes para sus nuevas creaciones. En fin, estos dos colegas montaron un restaurante , al parecer, la idea era redefinir las costumbres gastronómicas de la época, que tenía como costumbre desproporcionados banquetes con platos excesivos propios de la edad media. Ellos proponían en cambio, un menú más balanceado, compuesto de porciones moderadas de carnes, acompañadas de verduras delicadamente recortadas y hortalizas talladas y decoradas de forma novedosa y refinada. El restaurante estuvo abierto unos meses, luchando contra el voraz apetito y las malas costumbres de sus pocos clientes, luego cerró, fracasó en su idea, las personas no querían cambiar su tradición, embutirse comida hasta jartarse, la iniciativa naufragó.

Leonardo siguió insistiendo en la cocina de Ludovico señor de Milán y nos demuestra que nuestra forma de entender estas iniciativas de organización autónoma son relativas, encierran un problema de escalas, en un momento simplemente es un restaurante quebrado, ya que sus platos no satisfacían el gusto del consumidor; años después aquello que para el comensal era un insulto, para el historiador del arte es una platillo delicioso; al parecer este restaurante fue pionero de la cocina moderna, a Leonardo se le atribuyen inventos simples que todavía usamos, como el tenedor con cuatro trinches, los espaguetis, el agua hervida en la cocina, el uso de la servilleta, las normas básicas de comportamiento en la mesa, entre muchas otras cosas.

Guardando las proporciones, el anterior es un caso de auto-gestión de un espacio independiente para una propuesta artística alternativa, en Florencia, en el año 1478. Entonces, como un problema de escala, (guardando las proporciones) podemos hablar de una tradición de espacios alternativos, que se suceden en una dinámica de institucionalización o desaparición. No obstante, el caso de la auto-gestión en Colombia es particular, existe muchas ideas y proyectos autónomos que responden a las dinámicas particulares de una economía en permanente crisis. En Colombia, según estadísticas oficiales del 2011 , un 10,8% de las personas en edad de trabajar se encuentran desempleados, y entre las que trabajamos, más de un 60% lo hacemos en la informalidad, como Leonardo y Boticelli.

Recientemente las políticas culturales en Bogotá apoyan restaurantes, peluquerías, garajes, agencias, residencias, casas de campo, recurrimos a la supervivencia a través de la informalidad. Estos espacios independientes que surgieron espontáneamente como una respuesta a la permanente crisis, sostienen hoy una nueva fórmula en las prácticas artísticas, el rebusque, una utopía actualizada, donde ideas novedosas que puedan surgir en ese malestar, desesperadamente se logran hacer un lugar ilusorio en el establecimiento económico actual.

Ilusorio porque como ocurrió con la cocina de Leonardo, después de tanta experimentación; de tantas ideas novedosas, resultó quemando la mitad del castillo de su mecenas Ludobico y derrochando buena parte de los recursos del mismo, para que éste, al final, desesperado con tanto gasto, confinara al artista a la producción de retratos pintados de su familia. Entonces, en el caso de las prácticas artísticas autogestionas en Bogotá, que abren espacios alternativos y generan colectivos de trabajo que en medio del rebusque tienden, sino a desaparecer después de unos meses; a aparecer como un mercado de pulgas, en el que se mezclan, por ejemplo, cerveza con ruido, productos reciclados o artesanales y exposiciones de pinturas. El menú puede procurarnos una indigestión, pero también, resulta dinámico, variado y espero que su carácter experimental no sea clausurado.