miércoles, 13 de octubre de 2010

MODERNO: La persistencia de los discursos de nuestra formación

Proyecto artístico presentado por AutoArt basado en el mural "El hombre y el drama de la Vivienda" de Pedro Nel Gómez
Exposición del 19 al 22 de Octubre en la Sala de Exposiciones ASAB, Carrera 13 No 14-69, Bogotá, Colombia

El título del proyecto pretende dar cuenta de la siguiente hipótesis: Los problemas del siglo XX en Colombia no se han solucionado, por tanto, algunos de los discursos que surgieron y predominaron en el panorama artístico de este siglo, que pretendieron responder a estos particulares: ¿cómo hacer un arte comprometido, al servicio de lo social?, siguen vigentes.

Retomamos de esta manera el trabajo del artista Pedro Nel Gómez, quien con su obra pictórica de tipo mural destacaba las coyunturas sociales, el progreso, diversos sectores de la población, y sin diferencia integraba momentos y personajes históricos que construyeron una nación encaminaba hacia una idea de lo MODERNO. Además nos interesa su obra porque permite establecer una dinámica de tipo conceptual muy amplia: la relación arte y la sociedad; la conexión entre la arquitectura y el individuo; la memoria y la desaparición; el patrimonio histórico y la conservación.

De esta manera proponemos un laboratorio que se direcciona por un solo canal, el mural titulado “El hombre y el drama de la vivienda”, para establecer relaciones donde se promuevan la participación, el encuentro y el reconocimiento de espacios para el fortalecimiento de una conciencia creativa. Asimismo, establecer un diálogo entre nuestra producción plástica y situaciones propias de nuestro contexto.








inventando el agua tibia (La persistencia)

«Desconfiad de toda innovación» - Tito Livio, siglo I d.C.


Un grupo de personas viaja a un barrio periférico de la ciudad y desarrolla un trabajo artístico con las personas que allí encuentran. El trabajo trata de reflexionar acerca de la situación de vulnerabilidad en cuanto a lo que se denomina vivienda de invasión por desplazamiento.

Utopia o no, el trabajo desarrollado por las personas, un mural, o la instalación de documentos sobre dicha experiencia en una sala de exposiciones en el centro de la ciudad, se inscriben en la misma lógica: el desplazamiento de las coordenadas normales de la experiencia sensorial.

Aunque es difícil reconocer el número exacto de personas afectadas por este “drama de la vivienda” y mucho más difícil reconocer el número de personas afectadas por este “desplazamiento sensorial” que proponen algunas prácticas en el arte contemporáneo, podemos decir que en 1938 Colombia tenía el 70% de su población ubicado en las zonas rurales y el 30% en las cabeceras urbanas, en el transcurso del siglo XX ésta relación se invirtió a tal punto que en la actualidad menos del 25% de la población reside en las áreas rurales y más del 75% vive en las áreas urbanas.

Así que aunque los murales y la documentación sobre prácticas relacionales se desarrollan bajo la misma lógica y dejan ver una aparente continuidad entre algunas de las pretensiones modernas de acercar arte-vida y las pretensiones de algunos artistas más recientes, de diluir la frontera y demostrar una continuidad entre la vida cotidiana y el ejercicio del arte, mientras de paso, hacen explícita una posición política, que nos recuerda la idea de poner el arte al servicio de los dramas sociales, que según las estadísticas y el análisis cuantitativo, demuestran una urgencia en el cambio de condiciones, un incremento de los factores sociales en crisis. En éste caso particular un aumento en el número de desposeídos pese a las soluciones, que resultan ineficientes y mínimas frente al crecimiento del problema, donde el arte insiste en proponer soluciones o generar reflexión y convertirse en un valor de denuncia de la crisis, pero su persistencia se hace insostenible debido a la disolución de la utopía, en razón de la ineficacia del las soluciones modernas, que algunos han entendido como un fracaso del proyecto moderno.

El laboratorio de investigación planteado por el colectivo AutoArt no pretende simplemente hacer un ejercicio de memoria, tampoco se pretende dar solidez a la utopía moderna ni denunciar su aparente fracaso. Nos unimos al proceso de análisis de los discursos modernos que plantea la filosofía más reciente, pero no hacemos filosofía, este laboratorio es una excusa para tratar de evaluar nuestras propias prácticas artísticas y una oportunidad para construir sobre las bases del siglo XX, sobre las ruinas de estos edificios bellos de ideas e ideales que parecen reclamar nuevas miradas.

Pintura lineal y de adorno from Frey Alejandro Español Rairán on Vimeo.

lunes, 23 de agosto de 2010

Back to the subjects

exposición “Nada que contar”, dibujos de Luisa Roa en Espacio 101

Muchas veces que me encuentro con algún amigo, le pregunto o me pregunta “¿qué cuenta?” Y la respuesta más usual es “nada”. Creo que esta conversación se repite en el trabajo de dos amigos: Luisa Roa “Nada que contar” en Espacio 101 y el trabajo de Andrés Bustamente “soy la música del mundo, el centro de un roscón, el final de una empanada” en la Sala Alterna el año pasado, una serie de vídeos e imágenes que lo conducían a uno a una palabra escrita en luces de neón en la pared que decía “nada”.

¿Porque será que estos dos amigos no tienen nada que contar? Creo que es por dos razones, por un lado porque contar algo significa un esfuerzo que es prudente ahorrar, segundo, porque si tuvieran algo nuevo que contar, probablemente yo no sería el primero en hacer la pregunta y contar algo nuevo solo se hace una vez, así que si lo repiten ya no es nuevo. Estas razones me hacen suponer que contar algo nuevo es difícil o que no se puede contar cosas nuevas todos los días, tal vez por eso E.M. Cioran escribió que un artista no hace sino repetir lo mismo durante toda su vida. Entonces no tener nada nuevo que contar es una honesta declaración que nos habla de la repetición, ¿repetición de qué? ¿que ha contado Luisa Roa antes que ya no sea nuevo? Hace poco conocí una expresión: “back to the subjects” que se refiere a cifras, a contar y a recontar; a revisar las cuentas.

Aquí estamos en el tema ampliamente tratado por la crítica norteamericana de los 90s, el tema de la repetición, según Hal Foster, la neovanguardia repite algunas cosas de la vanguardia para contar otras cosas nuevas, en el caso de mis amigos-artistas, podemos pensar que repiten cosas de la neovanguardia o de la vanguardia para decir cosas nuevas o que repiten su nadería. En “Nada que contar”, la exposición de Luisa Roa en el Espacio 101 se puede ver un dibujo de pared: dos cabezas de animales dibujadas a diferentes escalas con retazos de diferentes telas, en la composición los animales parecen como emergiendo del agua y sacudiendose simultáneamente. En el segundo espacio de exposición hay un dibujo sobre papel pegado a la pared.

Como eslogan de un producto comercial: nada que contar, todo para ver; o mejor aún, todo por recontar. De hecho, he sabido que Luisa Roa seguirá dibujando sus animales con sus retazos de telas hasta la fecha programada como cierre de la exposición (2 de junio) y he pensado que podría llegar a venderlos.