1. Acumulación hacia arriba
Las pirámides mayas están hechas
por acumulación de piedras informes puestas una sobre otras formando un
montículo, al cual se le da un acabado final, puliendo y emparejando las
últimas piedras superpuestas para que la pirámide, en su conjunto, tenga una
apariencia de exactitud en su organización (y no se vea como una montaña de
escombros).
2. One thing after another
Una cosa después de otra es una expresión común en países
angloparlantes para referirse a una situación de cansancio o acumulación de
tareas en la vida cotidiana: “I've been so busy. It's been one thing after
another”.
Robert Smithson y Donald Judd usaron de forma diferente esa
expresión, Una cosa después de otra como expresión referida a un orden de continuidad que no es racional o determinado.
Smithson escribe listas de cosas, una después de otra, estas listas le permiten
sacar todas esas cosas de la mente y “encerrarlas” afuera.
Esta expresión Una cosa después de otra como una acusación a la velocidad y al afán, a la acumulación, y a la simultaneidad que nos impulsan hacia delante y hacia arriba. Repito esta expresión Una cosa después de otra como si fuera una consigna, que si bien surge en medio de una acumulación de tareas, ideas, afectos, prácticas cotidianas, intenta conjurar el tiempo y el espacio. Una cosa después de otra como consigna cambia la dirección del impulso -hacia adentro- y busca detenerlo. Trágame tierra se convierte en una sensación que se busca desesperadamente.
Afuera
3. Un espacio pequeño entre una cosa y otra cosa: La acción de poner una piedra encima de otra es también la
acción de generar un pequeño espacio vacío entre una piedra y otra. Ese espacio
pequeñísimo es como una suspensión infinitesimal de la continuidad de -una cosa
encima de otra- y puede ser visto como -no hacer nada-.
La retórica de las piedras que
forman pirámides nos recuerda la cuestión de -¿quién arroja la primera?-. La
acusación también recae sobre aquel lanzamiento del primer vacío.
En San Cristobal de las Casas conocí a Humberto Arturo, un niño, quien me contó que en Febrero El Papa visitaría Chiapas. Me contó que para esa fecha todos-todos los niños se reunirían a luchar, luego me aclaró que esa sería una batalla de verdad y que todos-todos los niños morirán. La noticia me cayó como un balde de agua fría, le dije que era terrible la muerte de los niños y me disculpé, ya que si era para ver esa matazón... mejor era no regresar allí. Humberto Arturo me confirmó, tal vez no todos mueran en la lucha. Este texto sale publicado en Junio, a la fecha los medios internacionales solo han registrado el oficio de una misa con participación de indígenas Choles, Tzotziles y Tzeltales, quienes dieron lectura en su lengua original a una parte de la liturgia; ningún muerto.
4. Orificios en el paisaje: Mis padres dicen que cuando era niño introducía pequeñas
piezas, pepas de frutas, canicas o granos de maíz en los orificios-conectores
tipo plug de los electrodomésticos, algún impulso me invitaba a llenar esos
espacios. Cada cierto tiempo venía el técnico a extraer esas pequeñas piezas
del tocadiscos. Una mujer -un poco sorda-, me contó que en su infancia ella
hacia lo mismo con su propio cuerpo, una vez introdujo varias semillas en su
oreja derecha pensando que saldrían por la izquierda.
Los mayas preparaban con cal y
materia vegetal una suerte de mortero o estuco, con el cual rellenaban los
orificios de sus pirámides.
5. Al fondo de cenote: Si colocamos -nada después de nada-; -un vacío después de
otro- se formará un cenote que es la enterada por una caverna a un río
subterráneo, para los mayas la entrada al inframundo. Al sumergirse allí el
buzo encontrará un laberinto subacuático.