martes, 21 de abril de 2009

Sobre las construcciones antisísmicas

Por Frey Alejandro Español Rairán, mayo 2008



Al enterarme de las ideas de otras personas, me entero de paso de algunas relaciones con las circunstancias específicas del contexto, de lo oportuno que es -para un determinado momento- una "teoría" específica. por ejemplo, a los habitantes de las riberas del Galeras se les recomienda evacuar, pero ellos frente a la "alerta roja" hacen caso omiso, desprecian las predicciones científicas y se aferran a sus cosas y a su fe de que nada va pasar. Esta "resistencia" de los habitantes de la zona de riesgo en Nariño, es un tipo de insurrección estática a la movilización liderada por el ejercito nacional en la zona.

En el caso de la revolución Rusa de comienzos de siglo XX (me siento tentado por las palabras); liderada por el "ejercito rojo" , la “técnica” abre una posibilidad de reflexión sobre el devenir cultural, social, económico y político. La técnica es el concepto que permite repensar la producción del hombre y transformarla de acuerdo a un orden revolucionario, por lo tanto el problema de la relación técnica y arte, es el problema de cómo hacer la revolución en una sociedad, en la que los cambios se están dando y se espera una conciencia total de lo que esta pasando, para mantener el control de la situación, para consolidar un estado revolucionario.

Es a propósito de la revolución francesa, como la redefinición de las clases sociales y su papel en la sociedad y se consolido; y a partir de otra revolución, la industrial, en la que los procesos de producción ligados a la economía redefinieron desde la práctica el orden social. Entonces vale la pena preguntarse sobre la vigencia de dichas revoluciones en el siglo XXI, pues como sabemos una tendencia crítica no es del todo una polución a una problemática social, tanto como una reacción en cadena; las problemáticas continúan vigentes, pero con ciertas variantes, por ejemplo, de la época la revolución industrial en adelante, la tendencia histórica es la disminución de los puestos de trabajo en los sectores económicos primarios ( agricultura, ganadería, pesca) y secundarios (minería, industria, energía y construcción) y su aumento en los terciarios (transporte, comunicaciones, servicios, comercio, turismo, educación, finanzas, administración, sanidad). Esto plantea la necesidad de medidas rápidas de los gobiernos en reubicación de mano de obra, con la previa e indispensable capacitación.

Benjamin hablaba de una “educación politécnica”, en contraposición de una “educación especializada”, de ahí que encontremos diferencias entre las circunstancias en las que se relacionaba la técnica en la primera mitad del siglo XX y en el siglo XXI. Cuando Benjamin se referiría a este tipo de educación, se refería a una conciencia total por parte del proletariado, de su posición en la cadena de producción y de la posibilidad de incidencia que él tenia a la mano sobre el producto terminado; y más allá de esto, o gracias a esto, la capacidad revolucionaria sobre la sociedad. Lo que se perseguía era la revolución y una persona con una educación especializada, y así mismo segregada del contexto, era incapaz de generar transformaciones.

Una técnica neo

Según las diferentes variaciones de la significación de los diferentes conceptos aquí tratados (técnica/arte/tecnología/ciencia), generalmente se confunden y usan indiscriminadamente. La técnica, en la referencia a su nombramiento común, es referida a unos procesos o conjunto de saberes que le permiten a una persona hacer algo, que en general no es muy complicado (generalmente asociado a procesos mecánicos o artesanales simples); mientras la tecnología comúnmente se refiere a la elaboración de herramientas para hacer algo (a la cual las personas se refieren, por ejemplo a los computadores y procesos más complejos).
Para los filósofos del siglo XIX la construcción de pensamiento era, como se repite comúnmente en el medio académico “una construcción colectiva”, no obstante eran comunes las tomas de partido, que situaban a un pensador de un lado o del otro y hacían de las teorías una forma de pensamiento excluyente.
Dicha forma de pensamiento (excluyente) se sostenía como un gran armazón teórico, donde se partía de unas premisas, que no en todos los casos resultaban comprobables, y a partir de allí, se desplegaba todo un cuerpo argumentativo, que buscaba copar el campo de lo pensable sobre el tema en cuestión.
Lo interesante es que dichas teorías se plantean como una mega-estructura, que aspira a ser total, pero que esta cimentada sobre un terreno no muy sólido, mas bien fangoso. Por lo tanto la argumentación se torna siempre en un juego de palabras que relativizan las ideas, hasta hacerlas tan flexibles y móviles como el terreno en el cual se construyeron.
Es por eso que en la propuesta, sobre la construcción de una teoría sobre arte y técnica en la contemporaneidad, intentaremos evadir la construcción con una “técnica” del siglo XIX, mejor utilizaremos una formula común entre los dos conceptos (arte y ciencia), lo experimental, y desde ahí sostendremos nuestro andamiaje, que ya no esta construido sobre un territorio fangoso, sino que es una construcción sobre una ruina, como aquel que “levanta” una casa... con todo y cimientos, la sube en una rueditas y la traslada a otro sitio.

Una técnica retro

En Benjamin la construcción de una teoría sobre la técnica es, como toda su obra fruto de una serie de reflexiones manifiestas en ensayos cortos, sin una pretensión de coherencia estructural entre ellos mismos, para al final resultar en una construcción cerrada, completada y total. En cambio en Hiedegger todavía podría percibirse la nostalgia por la forma de estructurar el pensamiento del “tratado” de estética de Hegel (que realmente es el resultado de apuntes de clase de estudiantes demasiado metódicos). La teoría de las cuatro causas, es casi un diagnostico brillante sobre la reflexión Benjaminiana y la sobreexplotación de los recursos naturales.

Yo prefiero, bajo esta pretensión de construir una “teoría” sobre la relación Técnica-arte no seguir el ejemplo de Heidegger, sin demeritar su aporte a la construcción y redefinición del problema, tanto como construir desde lo subjetivo. Para esto propongo un ejemplo, como lo hacia Benjamin, tratando de ser justo, me referiré a la relación arte-técnica en la obra de un artista que designa a sus propios trabajos, desde su técnica de elaboración, son DIBUJOS.

Los dibujos de Markus Vater , son efectivamente lo que cualquier persona podría entender por –dibujo-, una representación hecha con el contacto de un lápiz sobre una superficie (hoja de papel o bastidor). Una técnica como la que nos enseño a los hispanohablantes un tal “Parramón”, ha sido el centro o la estructura para la producción artística de muchos artistas, incluso es un fenómeno particular, como una moda retro: referirse al dibujo constantemente, como un lenguaje efectivo para comunicar ideas y como una técnica que tiene un valor inherente a su tradición y a su existencia (considerada como omnipresente).

Apoyarse en el pasado es, entre otras cosas, útil para confirmar que “ya no hay nada que inventar, pues ya todo ha sido creado de alguna manera antes”. El dibujo entonces es asumido como una técnica de la resignación, con todo y su denominación tecnológica, como una herramienta de vanguardia en las prácticas artísticas contemporáneas. Esta definición opuesta, entre una técnica del pasado y una tecnología de punta, es lo que permite la vigencia de la producción denominada bajo el término –dibujo-. Así es como Vater divide su producción de dibujos bajo un nombramiento casi análogo, que podría aparecer como contradictorio, por un lado están los “dibujos de línea” y por otro lado están los “dibujos de lápiz”; tal vez (por violencia interpretativa o voluntad problemática: como leí en cierta enciclopedia china o incluso siguiendo la ambigüedad de las definiciones de –técnica- y –tecnología- del diccionario de la RAE) los dibujos se dividen en técnicas y tecnologías así:

TÉCNICAS: dibujos hechos con barra de grafito /// dibujos hechos con carbón vegetal /// dibujos hechos sobre papel /// dibujos en formato cuadrado /// dibujos en-marcados /// dibujos en series (temáticas) /// dibujos hechos para su reproducción y distribución en tirajes /// etc.

TECNOLOGIAS: dibujos hechos con lápiz mirado 2 /// dibujos hechos con charcoal /// dibujos proyectados en un telón //// dibujos en formato .tiff /// dibujos en la papelera de reciclaje /// dibujos a 12 fps /// dibujos registrados en Creative Commons /// otros.

La utopía y el no lugar

En las utopías de un proletariado creador, y de una sociedad revolucionaria como la que soñaba Tarabukin, los intelectuales de izquierda o artistas, no debían ser pastores de rebaños, ni ideólogos para una sociedad ideal, su lugar en la sociedad utópica esta al lado del de un trabajador cualquiera, su práctica debería desarrollarse paralela al del obrero en la fabrica, y la creación debería ser colectiva y continua.

Esta creación, de un territorio móvil, se define ahora como una utopía gracias a un nuevo modelo, al que no terminamos de sobreponernos, el capitalismo. En este sistema todas las producciones revolucionarias son transformadas (absorbidas) inmediatamente en mercancías. Desde esta idea de “transformación” de las producciones colectivas (y utópicas) en mercaderías, el capitalismo es una fuerza revolucionaria que retorna al individualismo de las creaciones geniales, mientras al mismo tiempo dichas individualidades, en prácticas como el copy-left, son dadas al servicio y transformación colectiva. La palabra –utopía- significa –no lugar-, de ahí que las situaciones revolucionarias sostengan como proclama, slogans como “la imaginación al poder”; definen espacios imposibles, de ahí que la idea de un -estado revolucionario- ahora nos parece disfuncional, además de lo acostumbrados que estamos a ver infamias que justifican otras infamias, a ver polaridades no diferencias, donde lo estatal es lo opuesto a lo revolucionario; es decir vemos en B/N no en grises…

Esta forma de ver nos sitúa a un lado o al otro y nos alienta en prácticas como el patrioterismo, el caudillismo y demás vicios que nos hacen sentir confortablemente seguros, que nos alientan con la esperanza que ya casi viene el cambio, y la paz… En contraposición esta ese lugar indefinido, el del anonimato, un espacio de tránsito, habitado por multitudes, sin que nadie tenga la posibilidad de mostrar una identidad con nada ni nadie, entonces no se está ni a un lado ni a otro . Es posible que estos no-lugares sean la síntesis de una utopía insostenible, de lo contrario tendríamos que reconocer una técnica de la resignación, donde la revolución estalla y se calma intermitentemente, donde la utopía es solamente un lugar de paso .


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notas:

* Para ver la obra de Marcus Vater consultar su sitio web http://www.markusvater.com/drawings.html

* El concepto de –no lugar- es tomado según: Augé, Marc, Los no lugares. Espacios del anonimato, Madrid: Editorial Gedisa, 1993.

* Bey, Hakim, Zona Temporalmente Autonoma. En: La Haine (en línea) (consultado 25 de mayo de 2008) disponible en http://lahaine.org/pensamiento/bey_taz.pdf

2 comentarios:

Zebra dijo...

Las decisiones arquitectónicas, unidas a decisiones de diseño estructural y a las técnicas constructivas influyen determinantemente en el comportamiento sismo-resistente de las edificaciones. Una adecuada selección del sistema estructural, de los materiales de construccion y de los componentes no estructurales es de mayor importancia que un análisis complejo.

faer dijo...

de acuerdo Josefina, según recuerdo este escrito fue parte de una clase de teoría del arte, un ejercicio de escritura tomando como ejemplo la teoría estética de Hegel y la posibilidad (o el absurdo) de construir andamiajes conceptuales cerrados.