viernes, 8 de mayo de 2009

Preguntas para provocar el arte (de conversar)

Por Frey Alejandro Español Rairán (29-04-09)


I

Para conversar es importante escuchar al otro, ser un espectador atento de las ideas ajenas, ser un “oidor”, para procurar absorber nuevas ideas hay que estar atento. En muchos lugares se conversa: en cafés, en pasillos, en bares, en parques, calles o plazas públicas, se habla del trabajo, de dinero, del colegio o universidad, se cuentan cuentos, se opina sobre política, hasta se hacen confidencias y se habla sobre los amores, etc. Estas conversaciones siguen diferentes modelos de pensamiento, en los cuales generalmente, bajo una “mirada crítica” se problematiza sobre una noticia reciente, sobre lo más inmediato y continuando con esa idea de charlar o entablar conversación, se trata de establecer lazos comunes con el otro. Lazos que en muchos casos se manifiestan en una inconformidad compartida: “¿no- cierto?”

En la mayoría de los casos, esta inconformidad no se supera o no ha podido manifestarse como una revolución. Esta incompetencia se ejemplifica como el modelo del performance presentado en el II Festival de performance de Bucaramanga el año pasado(1). En “un mundo mejor” de Fernando Pertuz, se le pregunta a la gente por su opinión acerca de “¿Cuál es su propuesta para un mundo mejor?” se trata, según Pertuz, de decirle a la gente que “en sus manos está la construcción de un mundo mejor, no en las manos de nadie más…”, que se sientan como que ese problema, es también su problema; que se sientan responsables o comprometidos. Pertuz se acerca a las personas, las interrumpe en su transitar o las acompaña en su esperar en el Parque De Los Niños, luego les pregunta “¿Cómo hacer un mundo mejor?”, ellos responden, él asiente, que “todo está muy bonito”; que es una forma de pensar muy bonita y listo, el mundo siguió igual. “un mundo mejor” de Pertuz es un ejercicio idealista, medio romántico y creemos que no pretende ingenuamente cambiar el mundo, aunque sí intenta proponer prácticas que combinen el performance, el net-art, y otras prácticas culturales y comunicativas.

Igual que “un mundo mejor” la mayoría de mis conversaciones cotidianas, no logran alcanzar la diferencia, no alcanzó a la revolución. Pero hay otro modelo, recuerdo un profesor que me recomendó no aprender las respuestas, tanto como aprender las preguntas y aun más, aprender a hacer buenas preguntas. Recuerdo también, como en algunos casos, en periodismo cultural se les pregunta a artistas: “¿Ud. que quiso expresar con su obra?” pregunta con la cual se alienta una visión determinada sobre “la obra” y cuyas anheladas respuestas, son también predecibles y complacientes.



Una pregunta acerca de ¿Cómo hacer un mundo mejor? puede ser entendida como una pregunta “seria” que se puede ir hacia arriba: “trascender”; o que se pueden ir hacia abajo: “ser profunda”, en ambos casos se apela a “la necesidad de cambio”(2)y por tanto a una inconformidad con lo establecido. ¿Cómo hacer un mundo mejor? no es una pregunta nueva, de manera que es difícil que nos movilice en nuevas direcciones.

El arte más elevado es la conversación, pues una buena charla puede desembocar en nuevas vías de pensamiento, antes inexistentes (Oscar Wilde). Esta trascendencia/profundidad de las preguntas “serias” podría también dejar una sensación de que todo lo que se está hablando es insustancial y que se está derramando el agua, o el vino, o el dorado que se disuelve en la laguna, como en el performance de Pertuz, un exceso de gratitud o de generosidad que “se hace agua”, como cuando demasiada risa hace llorar o demasiado dulce hace vomitar.




II

A “Esfera pública”, la propuesta del artista Jaime Iregui, se le desarrollo un apéndice /magazine/ para que las conversaciones a través de correos electrónicos, no se queden en un “decadente”(3)intercambio por relevos vía WEB, que además favorece el anonimato. Entonces se optó por publicar grabaciones de audio y video de conversaciones sin editar, en la mayoría de éstas se sigue el modelo de entrevista donde los participantes “expresan su opinión”.
Siguiendo la teoría estética -la opinión- es un juicio de valor (Kant) fundado en el gusto, sin que esto tenga nada que ver con la verdad, o con el bien, o con la belleza, etc. Por tanto el roll del “artista-salvador” es reemplazado por el del “artista-opinador”.

Pero ¿será que esta nueva labor de -opinar- es una labor creativa?, es decir, ¿son los opinadores, también creadores? Entendemos a -la opinión- como una forma menor de pensamiento (Deleuze), que se opone a la creación cuando busca la trascendencia, en cambio es creación cuando se arraiga en la inmanencia del cuerpo, en los afectos singulares, es decir, cuando los opinadores hablan desde sus anécdotas e historias personales, llevándolas al terreno de lo público, poniendo sus creencias en el banquillo de los acusados, haciéndose vulnerables para ser afectados también.




III

Dos de las exposiciones recientes presentadas en el edificio del planetario de Bogotá (una en el museo, otra en la galería) fueron tituladas con preguntas abiertas, que buscan, como en una conversación cotidiana, introducir al espectador a una problemática determinada. La primera exposición titulada con una pregunta coqueta, como esas que se le hacen a una chica bonita para entablar conversación: “¿estudias o trabajas?” del grupo G15, entre noviembre del 2007 y marzo del 2008; la segunda exposición titulada como otra pregunta que se hace en confianza: “y el amor ¿cómo va?” de Mara Viveros Vigoya y Pascale Molinier a partir de otra exposición titulada L'amour, comment ça va? que tuvo lugar en Paris en el 2006 y en la galería Santa Fe entre enero y febrero de 2009.




En estas exposiciones se hicieron encuestas, se trabajó bajo la misma metodología de la otra famosa investigación que ha devenido en exposición: “imaginarios urbanos” de Armando Silva (en el MAMBO en noviembre del 2008 y actualmente en la BLAA de Bogotá). Pero después de la investigación y de todo el trabajo de recopilación y archivo, al final, como cuando se le pregunta a una chica, no importa saber si estudia o trabaja, igual que no importa establecer estadísticas acerca de la ocupación de las personas en Bogotá o estadísticas acerca de la situación amorosa de los bogotanos, sino pensar ciertas definiciones a través de las prácticas cotidianas: ¿cómo está ligada una cierta formación (educación) con una idea de trabajo?, ¿qué ideas o estereotipos existen sobre el ejercicio de determinados oficios o profesiones?, ¿qué es el amor? Y ¿cómo definimos “amor” a través de nuestras prácticas cotidianas? Estas exposiciones alientan otro modelo de conversación, que nos permite reconocer como las preguntas cotidianas tienen un doble filo, encierran unas preguntas que son “serias” aunque ratifican, también, la sensación de que todo lo que se está hablando es insustancial.




Pero devolviéndome a ese modelo de conversación cotidiana al interior de la casa familiar, hay otra práctica cotidiana, que también da pie a otra pregunta muy familiar “¿qué dirán los vecinos?” pregunta que tiene que ver con legitimidades, con saber si los vecinos aprueban o no, una polaridad, un “doble filo” que reduce las posibilidades de juego y de creación a dos: los vecinos hablan bien, o hablan mal. Pero esas preguntas también aportan un tercer, cuarto, quinto filo, etc. pues los vecinos dicen muchas cosas… lo que representa una reinterpretación de lo que pasó; las obras y los performances se convierten en otra cosa.

La conversación funciona como una forma de apropiación, pero también como un teléfono roto, unos le comentan a otros sucesivas versiones y así se riega la obra, que empieza a existir de nuevo, pero de una manera distinta, en forma de rumor(4), forma en la cual existe la remota posibilidad de que las obras, como ideas, empiecen a cambiar el mundo.





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1- Galería LaMutante, DVD recopilatorio de La Compañía: II Festival de Performance, Más allá del espectáculo, homenaje a María Teresa Hincapié, Bucaramanga, Colombia. Del 15 al 19 de sept. 2008.
2- “Ese es el espíritu antiartístico, que no permite que la cosa –repose en sí misma-. Está obsesionado por el tiempo y por la historia, por el cambio, por la necesidad de cambiarlo todo….” Estanislao Zuleta, ensayo Thomas Mann y la democracia, en Filosofía, política y derechos humanos, ed. Hombre nuevo, Medellín, 2003.
3- Burke, Peter. “¿La decadencia de la conversación?”. En línea http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=11743&num=897&sec=31 consultado 24-04-09.
4- Entrevista a Lucas Ospina, "La hospitalidad está en el lenguaje". En línea http://arte-nuevo.blogspot.com/2007/06/la-hospitalidad-est-en-el-lenguaje.html consultado 24-04-09.

2 comentarios:

faer dijo...

En segundo lugar, creo que aprendemos por el diálogo. Éste no sólo nos inicia en el conocimiento de que existe una verdad, sino en la conciencia de que podemos interrogarla, matizarla, atrever opiniones. El diálogo estimula la curiosidad y el deseo de saber. Y allí podemos percibir la importancia de las artes en la formación de nuestra sensibilidad, de nuestra honda humanidad. Enmanuel Kant dejó escrito que la más importante de las artes es la conversación. Porque en ella intervienen la memoria, la inteligencia, el carácter, la sensibilidad, el conocimiento de los otros, la imaginación. En ese arte los amigos son nuestros maestros, y los maestros son nuestros amigos. (william ospina en artículo titulado "educación")

faer dijo...

El más fructuoso y natural ejercicio de nuestro espíritu es, a mi parecer la conversación, yo encuentro su práctica más dulce que cualquier otra acción de nuestra vida;y es la razón por la cual, si estuviera obligado ahora a elegir, consentiría más bien, creo, perder la vista que el oído o el habla. Los atenienses y también los romanos, conservaron con gran dignidad ese ejercicio en sus academias (...) El estudio en los libros es un movimiento lánguido y débil que no apasiona, mientras que la conversación enseña y ejercita a la vez. Si yo converso con un alma en una ruda justa, ella me aprieta los flancos, me espolea a izquierda y derecha, sus ideas suscitan las mías. La emulación, la gloria y la contienda me empujan y levantan por encima de mi mismo. El unísono es cualidad totalmente fastidiosa en una conversación (...) Me gusta contestar y discurrir, pero es con pocos hombres y en privado porque servir de espectáculo a los grandes y hacer ostentación de su ingenio y de su parla, encuentro que es un oficio indecoroso para un hombre de honor.

Michel de Montaigne "El arte de conversar". Ensayos Volumen XIII.