Reflexión a partir de la escucha del primer track de los discos "Sketches of Spain" de Miles Davis y "Concierto" de Jim Hall, y teniendo en mente la tensión de finales del año pasado entre las directivas del ICANH y la comunidad del municipio de San Agustín sobre el saqueo -perdón-, sobre el traslado de algunas piezas del parque arqueológico al Museo Nacional de Colombia para, siguiendo la tradición colonial, conmemorar los 100 años del hallazgo arqueológico con una exposición de curiosidades -perdón-, de las piezas más llamativas del parque arqueológico de San Agustin y de Isnos.
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Me
pregunto ¿porqué el álbum titulado "concierto", grabado en Nueva
Jersey en 1975 con Jim Hall en la guitarra, Paul Desmond en el saxofón, el gran
Chet Baker en la trompeta entre otros grandes del jazz, lleva en la portada una
fotografía de una de las esculturas de San Agustín?
Dicen
que el nombre del álbum proviene del primer track, una versión del famoso
"Concierto de Aranjuez" del compositor español Joaquín Rodrigo, quien
dijo haber obtenido inspiración de " la fragancia de magnolias, el canto
de los pájaros, y el sonido que brota de las fuentes en los jardines del
palacio de la realeza española en Aranjuez". Se dijo también que la
inspiración para el segundo movimiento surgió por el bombardeo de Guernica en
1937. En su autobiografía, Victoria esposa de Rodrigo, declaró que el concierto
era a la vez una evocación de los días felices de su luna de miel y una
respuesta a la devastación de Rodrigo en el aborto involuntario de su primer
embarazo.
Esta
versión del concierto no es la única ni la primera, 15 años atrás, en 1960
Miles Davis y Gil Evans habían lanzado la obra "Sketches of Spain",
una obra maestra de corte imperial europea, reinterpretada por un negro adicto
a la heroína. ¿Serán estos conciertos,
el de Davis y el de Hall/Baker ejemplos de algún tipo de crítica al
colonialismo?
Para
el compositor de la corte española Joaquín Rodrigo, quien vivió hasta 1999 y
que en 1991 fue ennoblecido por el rey don Juan Carlos I con el título de
Marqués de los Jardines de Aranjuez, estas versiones de su trabajo no
consideraban un aporte a la obra, y tal vez si ni contribuían con su desarrollo,
ni son nuevas composiciones. Serán quizá, para el noble, ingenuas copias de las
maravillas imperiales.
Sobre la respuesta a la pregunta inicial sobre el
papel de la estatua Agustiniana en este pequeño juego de versiones e
interpretaciones, tal vez fue el resultado de un “capricho” de los diseñadores
del sello discográfico, como la serie de caprichos sobre los que Goya trata las
innumerables enfermedades y locuras que se pueden encontrar en la sociedad
española de su tiempo y en general en cualquier sociedad “civilizada”. Definitivamente
el capricho cae como anillo al dedo, no podría tener una mejor fotografía un
disco cuya música evocara los jardines reales del imperio español, nostalgia de
un espacio natural domesticado y tal vez pretendidamente decorado con alguna
maravilla exótica prehispánica
procedente de las montañas del sur de Colombia.
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